La primera vez que escuché sobre un “no‑buy year” fue en uno de esos videos hipnóticos de TikTok: un dormitorio con luz suave, una pila de bolsas de compras sin abrir, el texto #NoBuy2025 flotando en la pantalla. La creadora soltaba una larga lista de reglas: nada de ropa, nada de decoración, nada de productos de belleza, casi nada de gastos no esenciales. Sonaba valiente e impresionante. También sonaba como el tipo de cosa que yo abandonaría en febrero.
En los medios y en los blogs de finanzas personales, esta tendencia está en todas partes ahora: años no‑buy, retos low‑buy, congelamientos de gastos, fines de semana “no‑spend”. Algunas personas buscan pagar deudas o ahorrar, otras están preocupadas por el clima y el hiperconsumo, y muchas simplemente se sienten agotadas por el ciclo de compras impulsivas y arrepentimiento que la inflación ha vuelto más doloroso que nunca. Las guías recientes y las entrevistas con expertos presentan estos retos menos como un castigo y más como un reinicio financiero: un experimento de un año en consumo consciente, vida frugal y alinear tus gastos con tus valores en lugar de con cada anuncio que se cuela en tu feed. (Good Housekeeping, Clever Girl Finance, CBS, AP, Forbes, NDTV)
Pero hay una brecha entre lo que se ve bien en un caption de TikTok y lo que realmente puedes sostener en una vida real llena de amistades, cumpleaños, días malos y scrolleo nocturno. Ahí es donde entra la idea de un año de low‑buy: misma intención que un reto no‑buy, pero con reglas flexibles y personalizadas y compasión incorporada. El low‑buy ha surgido de tendencias anteriores más estrictas de no‑buy y ahora se comparte como un enfoque más suave y sostenible que sigue ayudando a la gente a ahorrar, reducir el desorden y sentirse menos estresada por el dinero. (Clever Girl Finance, Nice News, Tiny Life, AP)
A continuación hay una serie de escenas y decisiones inspiradas en lo que realmente está haciendo la gente y recomiendan los expertos, además de algunas reflexiones sobre cómo diseñé mi propio plan de low‑buy como si fuera un proyecto creativo. El objetivo no es la perfección. Es un año de low‑buy con el que puedas cumplir el tiempo suficiente como para que te cambie.
Por qué un año de low‑buy (y no un no‑buy castigador)
Muchas guías recientes repiten la misma idea: un año no‑buy de todo o nada puede funcionar, pero es intenso. Las personas que eliminan casi todas las compras no esenciales durante doce meses sí reportan grandes beneficios: menos deudas, más ahorros, un cambio a largo plazo hacia el minimalismo y el anticonsumismo. Pero también hablan de lo estrictas que tuvieron que ser las reglas, de cuánta planificación fue necesaria y de lo crucial que fue el apoyo de la comunidad. (AP, NPR, AP “More people make ‘no‑buy year’ pledges”)
El low‑buy se presenta como un primo más flexible. En lugar de prohibir todos los no esenciales, los retos de low‑buy limitan o ponen un tope a categorías específicas —por ejemplo, moda, decoración o comer fuera— mientras dejan espacio para un gasto reflexivo en otros ámbitos. Educadores en finanzas personales sugieren este enfoque porque es más fácil adaptarlo a tus puntos débiles y más difícil “romperlo” con un solo error. (Clever Girl Finance, Tiny Life)
Especialistas en salud mental también subrayan que el gasto es emocional y está ligado a la identidad. Tratar de borrar eso de la noche a la mañana puede salir mal. Empezar con un reto de low‑buy manejable y acotado en el tiempo —un mes, una estación, y luego un año si funciona— y enfocarte en lo que sí puedes controlar (tus decisiones, no la inflación) se asocia con más constancia y menos culpa. (CBS, Forbes)
Un año de low‑buy con el que realmente cumplirás empieza desde esa mentalidad más amable: diseña para la vida real, no para la galería.
Viñeta 1: El armario lleno de “buenas ofertas”
Imagina esta escena que se repite en muchas de estas historias: es tarde, estás cansada, y abres el armario para coger algo sencillo. En cambio, te topas con filas de “buenas ofertas” casi sin usar: compras impulsivas, prendas en tendencia empujadas por #TikTokMadeMeBuyIt, duplicados de cosas que ya tenías. (Good Housekeeping, Nice News, NPR, NDTV)
La tensión es familiar:
- Te sientes culpable por el dinero.
- Te sientes abrumada por el desorden.
- Aun así, te tientan la próxima rebaja y la próxima compra.
En varias guías, el punto de inflexión empieza justo aquí, con una decisión tranquila y poco glamorosa: hacer decluttering antes de imponer cualquier regla. La gente saca todo, separa lo que realmente usa y por fin ve cuánto tiene ya. Se recomienda ordenar no solo por orden y limpieza, sino como una dosis de realidad que rompe la ilusión de “nunca tengo nada que ponerme” o “necesito más espacio de almacenamiento”. (Good Housekeeping, Commons, NDTV)
El resultado no es solo un armario más ordenado. A menudo se convierte en el combustible emocional —ese “por qué” fuerte— detrás de un año de low‑buy o no‑buy. También dispara objetivos específicos: quizá decides un “Project Pan” para gastar productos de belleza antes de comprar más, o te comprometes a comprar solo de segunda mano en moda y decoración. (Nice News, Tiny Life)
Lección: Antes de escribir una sola regla, deja que tus cosas digan la verdad. Deshazte de lo suficiente como para sentir el peso de decisiones pasadas; eso hace que tu futura decisión de low‑buy se sienta menos abstracta y más necesaria.
Paso 1: Empieza por tu verdadero “por qué”
En blogs de finanzas, sitios de sostenibilidad y reportajes, aparece una y otra vez el mismo tema: las personas que se mantienen en un año de low‑ o no‑buy saben exactamente por qué lo están haciendo. (Good Housekeeping, Clever Girl Finance, Tiny Life, Commons, NDTV, Forbes)
Algunas motivaciones habituales son:
- Pagar deudas o por fin construir un colchón de ahorro
- Reducir la ansiedad financiera y la fatiga de decisión
- Vivir de manera más minimalista y reducir el desorden
- Bajar su impacto ambiental y su consumo
- Salirse de la rueda de hámster de las compras impulsivas y las devoluciones
Los expertos sugieren escribir esto en algún lugar donde lo veas —no como un eslogan duro, sino como una frase que te enraíza. Algunas guías también recomiendan tratar tu año de low‑buy como una intención, no como una resolución rígida, para evitar el pensamiento de todo o nada. Ese cambio de lenguaje te ayuda a mantener la curiosidad cuando se pone difícil en lugar de declarar que todo el experimento fracasó por un resbalón. (NDTV, CBS, AP, Forbes)
Este “por qué” puede ser sorprendentemente específico. En una historia muy compartida, una trabajadora de la industria de la moda se dio cuenta de que su gasto estaba enredado con su identidad y las presiones de su carrera. Ponerle nombre a eso le ayudó a diseñar reglas de no‑buy que encajaban con su vida, y terminó ahorrando una cantidad grande y pagando una parte significativa de su deuda mientras se sentía mentalmente más ligera. (NPR)
Tu propio motivo puede ser más pequeño o menos dramático: querer sentir menos desorden en casa, o simplemente necesitar un reinicio financiero tras un año estresante. Sea cual sea, anclar tu año de low‑buy en esa motivación más profunda hace que cada decisión posterior sea más sencilla.
Paso 2: Audita tus gastos como si fueras diseñadora
Una vez que tu “por qué” está claro, las guías suelen recomendar un paso simple pero vulnerable: revisar los últimos 3–6 meses de tus gastos. (Clever Girl Finance, Tiny Life, Expert Summary)
Eso puede verse así:
- Descargar los estados de cuenta de tus bancos y tarjetas
- Usar una hoja de cálculo básica o un cuaderno
- O usar una app sencilla de seguimiento de gastos que te permita etiquetar movimientos por categoría sin inundarte con anuncios o productos financieros; algunas personas prefieren herramientas que respeten la privacidad.
El objetivo no es juzgar cada compra, sino detectar patrones y fugas: los pedidos de comida a deshoras, los hauls de fast‑fashion, los “pequeños caprichos” diarios que se acumulan en silencio. Escritores de finanzas personales y de minimalismo sugieren enfocarse especialmente en los no esenciales que en realidad no te hacen más feliz y en categorías que se sienten cargadas emocionalmente: aburrimiento, estrés, comparación social o bloqueo creativo suelen aparecer ahí. (Clever Girl Finance, Tiny Life, AP, NDTV)
Algunas guías de sostenibilidad añaden otra capa: notar cuántas compras se desechan rápido, casi no se usan o se sustituyen por otra “mejora”. Ese enfoque conecta tu año de low‑buy no solo con el dinero, sino con el minimalismo y el anticonsumismo: una forma de salirte de la cultura del reemplazo constante. (Commons, NDTV)
Esta auditoría puede ser incómoda. Pero verla como investigación para un proyecto de diseño, no como un juicio moral, la hace más llevadera. Estás recopilando información para que tus reglas de low‑buy sean precisas, no vagas.
Paso 3: Escribe reglas amables con excepciones claras
Desde Good Housekeeping hasta InStyle, casi todas las guías coinciden: las personas que tienen éxito en retos de low‑ o no‑buy escriben sus reglas. (Good Housekeeping, AP, NPR, Tiny Life, InStyle)
En lugar de copiar la lista viral de otra persona, usa tu auditoría de gastos para crear:
- Una lista de “No”: categorías que vas a eliminar o limitar mucho (por ejemplo, decoración impulsiva, ropa nueva, gadgets extra).
- Una lista de “Sí”: cosas que se quedan (por ejemplo, esenciales, experiencias elegidas, herramientas creativas de las que realmente dependes).
- Una lista corta de excepciones: regalos planificados, eventos específicos o necesidades puntuales que puedes anticipar.
Educadores financieros y asesores bancarios sugieren que esos objetivos sean claros y alcanzables, no fantasías aspiracionales. Por ejemplo, en lugar de “no comer fuera nunca”, podrías decidir reducir el número de salidas, o comer fuera solo cuando sea algo social y no por estrés. También puedes planificar de antemano fiestas, cumpleaños y gastos irregulares para que no revienten tu reto cuando lleguen. (Clever Girl Finance, Forbes, Tiny Life)
La cobertura cultural de las tendencias no‑buy muestra lo personales que pueden ser estas reglas. La lista estricta de una influencer prohibía casi toda la ropa y los productos de belleza nuevos e incluso limitaba el uso diario de la tarjeta. Los expertos señalan que lo que hizo que su plan fuera sostenible no fue lo extremo, sino el hecho de que estaba profundamente adaptado a sus propios disparadores y documentado públicamente para darle responsabilidad. (InStyle, NPR)
Profesionales de la salud mental y escritores de sostenibilidad por igual recomiendan definir qué cuenta como esencial vs. no esencial para ti, en vez de seguir una plantilla universal. Si, por ejemplo, un hobby creativo te mantiene con los pies en la tierra y conectada, puede quedarse en tu lista de “sí” incluso en un año de low‑buy, siempre que las compras sean intencionales y no impulsivas. (NDTV, Nice News, Commons)
La idea no es crear un sistema perfecto e infalible. Es tener una estructura simple y escrita a la que puedas regresar cuando te sientas tentada o confundida.
Paso 4: Elimina tentaciones de tus feeds y de tu casa
Una de las recomendaciones más fuertes que se repite en los reportajes es sorprendentemente práctica: cambia tu entorno para no estar constantemente activada a comprar. (Good Housekeeping, AP, Clever Girl Finance, Tiny Life, Commons, NPR)
En lo digital, eso se ve así:
- Darse de baja de emails promocionales y alertas de descuentos
- Silenciar o dejar de seguir cuentas e influencers centrados en compras
- Borrar apps de compras del teléfono
- Incluso bloquear ciertos sitios de tiendas si sabes que son un punto débil
Las guías centradas en sostenibilidad y clima hablan de “cambiar tu paisaje digital” para que tu atención no esté continuamente tironeada hacia cosas nuevas que desear. Quienes lo hacen a menudo cuentan que tienen menos impulsos de compra y menos FOMO simplemente porque desaparecen los estímulos. (Commons, Tiny Life, Good Housekeeping)
En TikTok y Reddit, muchas personas que participan en #LowBuy y #NoBuy también cuentan cómo hacer decluttering en casa —no solo en el armario, sino en cajones, cocina, baño— ayuda a sostener el reto. Ver cuánto tienes ya y usar las cosas hasta el final (como en “Project Pan” para productos de belleza) hace que sea más fácil seguir las reglas de low‑buy y priorizar la segunda mano cuando realmente necesitas algo. (Nice News, Commons, NDTV)
No se trata de no volver a sentir tentación nunca. Se trata de reducir el ruido de fondo para que, cuando tengas un impulso de comprar, sea más fácil pausar y elegir, en lugar de hacer clic por costumbre. Muchas personas con experiencia en retos no‑buy mencionan una regla sencilla aquí: introducir una pausa antes de cualquier compra no esencial, ya sea un paseo, una conversación con una amiga o simplemente dejar el artículo en el carrito online un tiempo. (AP, Clever Girl Finance, NDTV)
Viñeta 2: La compra que rompió las reglas
Imagina lo siguiente: llevas un tiempo haciéndolo bien. Luego llega una semana difícil y te encuentras en una tienda o scrolleando online, comprando algo que claramente está fuera de tus reglas de low‑buy. Para mucha gente, este era el momento en el que el reto entero solía terminar.
La tensión es intensa:
- “Ya lo arruiné, así que da igual.”
- “Tal vez simplemente soy mala con el dinero.”
- “Vuelvo a empezar el mes que viene… o el año que viene.”
Casi todas las guías basadas en expertos ahora discuten esa reacción de todo o nada. En su lugar, sugieren tratar los resbalones como datos, no drama. (Clever Girl Finance, AP, CBS, NDTV)
La respuesta recomendada se ve más o menos así:
- Fíjate en cómo te sientes, sin añadir más vergüenza.
- Busca el disparador: estrés, aburrimiento, comparación, soledad, un email de marketing.
- Escribe qué pasó y cómo podrías ajustar tus reglas o tu entorno.
- Sigue adelante, sin “reiniciar” ni tirar a la basura todo tu plan de low‑buy.
Algunas coaches animan a escribir en un diario sobre estos momentos, registrando no solo el gasto sino las emociones alrededor. Otras recomiendan volver a tu lista de reglas para ver si era demasiado rígida en un área, o si una nueva excepción o ajuste de categoría haría el reto más realista. (NDTV, Commons, Clever Girl Finance)
La lección que comparten muchas personas que han hecho esto a largo plazo es sencilla: la diferencia entre un año de low‑buy que se mantiene y uno que se derrumba suele reducirse a cómo manejas la primera regla rota. Progreso por encima de perfección no es solo una frase bonita, es una estrategia práctica de supervivencia. (CBS, AP)
Paso 5: Haz que sea bueno para tu mente, no solo para tu cartera
La cobertura de las tendencias de low‑ y no‑buy en 2024–2025 vuelve una y otra vez al mismo beneficio sorprendente: la gente no solo reporta mejores saldos en el banco, sino mejor salud mental. Se sienten menos estresadas, menos saturadas, más en control y más alineadas con sus valores. (CBS, Nice News, AP, NPR)
Los expertos destacan algunas prácticas que apoyan esto:
- Sustituir las compras por hobbies no consumistas. Las guías de sostenibilidad sugieren cosas como observar aves, visitar museos, remendar ropa de forma visible, paseos por la naturaleza, yoga o leer: actividades que llenan el tiempo y dan placer sin un carrito de compras adjunto. (Commons, NDTV, Forbes)
- Practicar la gratitud diaria o regular. Varias escritoras de finanzas personales y minimalismo recomiendan un hábito simple de gratitud —enumerar lo que ya tienes y valoras— para contrarrestar la sensación de “nunca es suficiente” que alimenta la cultura del consumo. (Clever Girl Finance, Tiny Life, NDTV)
- Enfocarte en lo que puedes controlar. Cuando los precios se sienten desbocados, los expertos aconsejan centrarte en decisiones intencionales (tu presupuesto, tus reglas, tus hábitos) en lugar de obsesionarte con cada titular. Este cambio de enfoque se asocia con un mejor bienestar emocional. (CBS, Forbes)
- Dejar espacio para gastos que den alegría. Para evitar una vibra de austeridad sin alegría, las guías recomiendan dejar espacio para experiencias o vida social que realmente valoras, incluso en un año de low‑buy. Eso puede significar elegir un picnic con amistades en lugar de una tarde de compras, o mantener una categoría presupuestada para comidas compartidas. (Forbes, NDTV, Clever Girl Finance)
Aquí es donde el low‑buy se diferencia de verdad de un congelamiento de gastos duro o de un reto absoluto de no gastar. El objetivo no es eliminar la alegría; es hacer que la alegría dependa menos de comprar cosas.
Paso 6: Registra avances sin convertirlo en un segundo trabajo
Es más fácil mantener un año de low‑buy cuando puedes ver que está funcionando. Muchas fuentes recomiendan algún tipo de seguimiento, pero también advierten contra hacerlo tan complicado que acabes abandonándolo. (Clever Girl Finance, Tiny Life, Commons, Expert Summary)
Algunos enfoques que se mencionan a menudo:
- Registrar “dinero no gastado”. Cuando resistes una compra, escribe qué era y cuánto habría costado. Con el tiempo, esto se convierte en una lista motivadora de gastos evitados, no solo en un registro de privaciones. (Clever Girl Finance, Tiny Life)
- Llevar una wishlist en lugar de comprar por impulso. Si quieres algo, añádelo a una lista con la fecha. Revísala después de tu periodo de espera elegido. Mucha gente descubre que el deseo se diluye y, si no lo hace, la compra suele ser más meditada. (Tiny Life, AP, NDTV)
- Apuntar impulsos y disparadores. Las guías de sostenibilidad sugieren anotar cuándo te apetece comprar y qué lo provocó: aburrimiento, estrés, una influencer específica. Esto te ayuda a afinar tu detox digital y tus reglas. (Commons, NDTV)
- Usar herramientas simples para visualizar patrones. Algunos artículos centrados en el clima mencionan apps que te permiten ver adónde va tu dinero mes a mes. Para muchas personas, el punto ideal es un registrador de gastos sencillo que muestre las categorías de forma clara sin anuncios ni productos financieros: algo que puedas abrir en unos segundos justo en el momento de la compra. (Commons, Clever Girl Finance, Expert Summary)
El método de seguimiento importa menos que el hecho de que sea ligero y honesto. Quieres una forma rápida de ver que tus hábitos de low‑buy se traducen en menos desorden, menos deudas o más ahorro, y de notar cuándo ciertas categorías vuelven a empezar a crecer en silencio.
4 ideas clave para diseñar un año de low‑buy con el que cumplirás
Para juntar todo esto, aquí van cuatro movimientos adaptables extraídos de reportajes recientes y consejos de expertos:
-
Empieza por tu “por qué” y tu pasado, no por las reglas. Dedica tiempo a hacer decluttering y revisar 3–6 meses de gastos para ver tus patrones reales y tus puntos de dolor. Deja que lo que ya posees —y cómo te hace sentir— guíe tus motivaciones. (Good Housekeeping, Clever Girl Finance, Tiny Life, Commons, NDTV)
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Crea reglas a medida que encajen con tu vida, con excepciones deliberadas. Escribe tus listas de “no” y “sí”, más un puñado de excepciones realistas para regalos, fiestas y experiencias valiosas. Trátalo como un marco flexible de low‑buy que puedes ajustar, no como un contrato rígido que solo se aprueba o se suspende. (Clever Girl Finance, AP, NPR, InStyle, Forbes, NDTV)
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Cambia tu entorno para que la fuerza de voluntad no haga todo el trabajo. Date de baja, deja de seguir, borra apps de compras y ordena tus espacios. Usa lo que tienes y considera primero la segunda mano. Elimina tantos disparadores como puedas para que el patrón automático no sea “añadir al carrito”. (Good Housekeeping, AP, Nice News, Tiny Life, Commons, NPR)
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Registra logros y resbalones con curiosidad, no con culpa. Lleva una lista de “dinero no gastado”, escribe sobre impulsos y reglas rotas y observa cómo evolucionan tu estado de ánimo y tu nivel de estrés. Usa cada tropiezo como información para ajustar tu plan, no como excusa para abandonarlo. (Clever Girl Finance, CBS, AP, Commons, NDTV, Nice News)
Diseñar un año de low‑buy de esta manera significa que crece contigo. Lo que empieza como un experimento de 30 días puede alargarse a una estación y, finalmente, a un año, a medida que ves los beneficios en tu casa, en tu cuenta bancaria y en tu mente. (CBS, AP, Forbes, Expert Summary)
Un año de low‑buy no tiene por qué parecer dramático desde fuera. No tienes que publicar tus reglas ni sumarte a todas las tendencias para que cuente. Lo que muestran una y otra vez las historias recientes y las guías de expertos es que los cambios más potentes suelen ser silenciosos: la cuenta que dejas de seguir, el carrito que abandonas, el hobby que sustituye una tarde de compras, la pequeña decisión de seguir adelante después de un resbalón.
Cuando tratas tu año de low‑buy menos como un castigo y más como un proyecto de diseño —arraigado en tus valores, basado en tus números reales y amable con tu mente humana— te das una mejor oportunidad de mantenerlo de verdad. Y ahí es donde suele ocurrir la transformación real: no en la primera semana emocionante, sino en el medio constante e imperfecto, cuando tus hábitos empiezan poco a poco a parecerse más a la vida que en realidad quieres.
Fuentes:
- Good Housekeeping – ¿Es para ti el “No Buy Challenge”? Aquí están las reglas
- Clever Girl Finance – Cómo tener éxito en un año de low‑buy y transformar tus finanzas
- CBS News – Los retos de “low‑buy” pueden ser buenos para tu cartera y tu salud mental
- Nice News – El reto “low‑buy” ahorra dinero y mejora la salud mental
- AP News – ¿Te tienta probar un año no‑buy? Aquí van consejos de personas que ya lo hacen
- AP News – Cada vez más personas se comprometen a un “no‑buy year” al alcanzarles el sobreconsumo o la preocupación climática
- NPR / KPBS – No, no deberías comprarlo. Por qué algunas personas dejan de comprar durante un año
- The Tiny Life – Cómo gastar menos dinero con un año de low‑buy
- Commons – Tu guía para un año no‑buy
- Forbes – ¿Es 2025 un año “no buy”? Cómo recortar el consumo en el nuevo año
- InStyle – Una mujer se vuelve viral por sus estrictas reglas de no‑buy 2025: lo que hay que saber sobre la tendencia
- NDTV – ¿Será 2025 el año del “no‑buy”?

