Cómo probar la terapia financiera DIY con un checklist de emociones-antes-de-gastar

Author Zoe

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Cuando el dinero se siente enredado con estrés, culpa o un “ya me ocuparé de esto después”, es fácil que el gasto emocional o el “doom spending” se apodere de todo. Muchas guías recientes describen el gasto emocional como una estrategia de afrontamiento impulsada por la ansiedad, el aburrimiento, la celebración o creencias más profundas sobre el dinero, no como un simple fracaso de presupuesto ni falta de fuerza de voluntad. La terapia financiera DIY consiste en notar con suavidad esos patrones, no en avergonzarte por ellos.

Un checklist de “emociones-antes-de-gastar” te da una forma práctica de hacer una pausa, escanear qué está pasando realmente y tomar decisiones que encajen tanto con tus valores como con tu presupuesto. Toma ideas de la terapia financiera, la investigación sobre gasto emocional y el presupuesto consciente, pero tú guías el proceso.

A continuación tienes un marco paso a paso que puedes adaptar.


Calentamiento de valores: antes de cualquier checklist

Antes de crear un checklist o una matriz, detente con tres preguntas. Te ayudan a definir qué significa una “buena decisión” para ti, no para nadie más.

  1. ¿Qué quiero que el dinero proteja o haga posible en los próximos 1–3 años?
    Piensa en: estabilidad, reducción de deudas, flexibilidad, experiencias, descanso, educación, vivienda, dar a otros.

  2. ¿Cómo quiero que se sienta mi gasto del día a día?
    Por ejemplo: tranquilo, intencional, generoso, ligero, amplio, lúdico o sencillo.

  3. Cuando vea mis gastos dentro de un mes, ¿qué me haría sentir orgulloso?
    Tal vez que honraste un valor clave (seguridad, salud, creatividad, relaciones), incluso si no todo fue perfecto.

Mantén tus respuestas cerca; las vamos a traducir en criterios y pesos.


Por qué poner los sentimientos primero importa en la terapia financiera DIY

Varias fuentes describen el gasto emocional como compras no planificadas impulsadas por emociones intensas —estrés, duelo, celebración, aburrimiento o ansiedad— más que por una necesidad clara y planificada o una revisión del presupuesto. Este patrón puede sentirse bien en el momento (gracias a un rápido pico de dopamina), pero a menudo lleva a deudas, estrés financiero y arrepentimiento más adelante, especialmente cuando la “terapia de compras” se convierte en una estrategia de afrontamiento por defecto en lugar de un gusto ocasional (Fuentes 1, 2, 3, 4).

Artículos recientes sobre el “doom spending” lo describen como otro patrón emocional: gastar como respuesta a la ansiedad por el futuro o al deseo de sentir control en medio de la incertidumbre. Puede mejorar tu ánimo brevemente, pero a menudo empeora el estrés, la culpa y la presión financiera con el tiempo (Fuente 6).

La terapia financiera, como campo, observa estos patrones de una manera más amplia. La Financial Therapy Association la define como un proceso que combina competencias terapéuticas y financieras para ayudar a las personas a pensar, sentir, comunicarse y comportarse de forma diferente con el dinero, en los ámbitos cognitivo, emocional, conductual, relacional y financiero (Fuente 8). Las guías sobre terapia financiera enfatizan que el trabajo efectivo suele implicar explorar:

  • Los sentimientos antes, durante y después de gastar (Fuentes 7, 9).
  • Experiencias pasadas con el dinero y las creencias (o “money scripts”) que se formaron alrededor de ellas (Fuentes 9, 11).
  • Hábitos actuales como gastar de más, evitar los temas de dinero o usar las compras como una “curita emocional” (Fuente 10).

Un checklist DIY no puede sustituir el apoyo profesional, pero sí puede tomar algunas de estas ideas: frenar el ritmo, nombrar las emociones, revisar tus suposiciones y elegir comportamientos que apoyen tu bienestar a largo plazo.


Paso 1: Mira hacia atrás con un diario de gastos y emociones

Antes de cambiar tus gastos futuros, revisa con suavidad el pasado reciente. Varias guías recomiendan revisar las compras de las últimas dos semanas y preguntarte:

  • ¿Qué estaba sintiendo antes, durante y después de cada compra?
  • ¿Qué emociones tienden a llevarme a compras no planificadas (por ejemplo, estrés, aburrimiento, celebración)?
  • ¿Qué compras se sintieron alineadas con mis objetivos a largo plazo y cuáles se sintieron como soluciones rápidas?

(Fuente 7 y el resumen de expertos)

Puedes hacer esto en una libreta o junto con un registro sencillo de gastos. Si ya usas una herramienta como Monee para registrar los gastos por categoría, puedes revisar los meses anteriores para ver qué categorías se disparan durante ciertos estados de ánimo; por ejemplo, comida para llevar cuando estás agotado, o compras en línea durante la ansiedad de la noche. Ese “patrón por categoría” se convierte en datos prácticos que alimentan tu checklist y tu matriz.

La investigación sobre gasto emocional y doom spending también sugiere registrar qué estaba pasando a tu alrededor (correos electrónicos, redes sociales, rebajas, ofertas de “compra ahora, paga después”) y el método de pago (efectivo, tarjeta, compra ahora y paga después), porque estos factores pueden intensificar los impulsos (Fuentes 2, 3, 4, 6). Notar esos patrones te ayuda a diseñar preguntas específicas y pasos de “fricción” que realmente encajen con tu vida.


Paso 2: Construye tu checklist de emociones-antes-de-gastar

En las diferentes fuentes, un checklist práctico comparte algunos elementos comunes:

  1. Nombra la emoción.
    El gasto emocional suele darse bajo emociones intensas como estrés, duelo, celebración, aburrimiento o ansiedad (Fuentes 2, 4, 6). Primera pregunta:

    • ¿Qué estoy sintiendo ahora mismo, en una o dos palabras?
  2. Detecta la combinación de riesgo: emoción intensa + compra no planificada.
    El gasto emocional tiende a ser no planificado y está ligado a sentimientos intensos (Fuentes 2, 4). Pregunta:

    • ¿Estaba esta compra planificada en mi presupuesto?
    • ¿Vine aquí para comprar esto o simplemente lo vi?
  3. Aclara lo esencial frente a lo no esencial.
    Varias guías recomiendan preguntar si la compra es esencial y cómo encaja en tu presupuesto (Fuentes 1, 2, 4):

    • ¿Es esto esencial o es más bien un capricho ahora mismo?
    • ¿Cómo encaja esto en mi presupuesto actual o en mi plan para el mes?
    • ¿Puedo permitirme esto sin crear o aumentar deudas?
  4. Alinea con tus valores y objetivos a largo plazo.
    El gasto emocional se vuelve menos dañino cuando las decisiones del día a día se conectan con tus objetivos y valores más grandes (Fuentes 1, 3, 5, 7):

    • ¿Cómo apoya esta compra lo que dije que quiero en los próximos 1–3 años?
    • ¿Se siente esto coherente con cómo quiero que se sienta mi gasto del día a día?
  5. Revisa cómo te sentirás en el futuro.
    Las personas expertas recomiendan preguntarte cómo te sentirás mañana o el próximo mes (Fuentes 1, 2, resumen de expertos):

    • Si me imagino mañana o el próximo mes, ¿cómo creo que me sentiré respecto a esta compra?
    • ¿Estaré contento de haberlo hecho o me sentiré estresado o arrepentido?
  6. Haz una pausa con una regla de tiempo.
    Muchas fuentes recomiendan un periodo de enfriamiento: una regla de la hora para compras pequeñas y una regla de 24 horas (o más) para compras grandes no esenciales (Fuentes 1, 2, 3, 5, resumen de expertos):

    • Para compras pequeñas no esenciales: espera al menos una hora.
    • Para compras más grandes no esenciales o muy cargadas de emoción: espera 24 horas o más.
  7. Añade fricción.
    Crear pequeños obstáculos ayuda a que la intensidad emocional disminuya y puedas pensar con claridad (Fuentes 1, 3, 6):

    • Paga en efectivo en lugar de con tarjeta cuando sea posible.
    • Elimina las tarjetas guardadas en sitios o apps de compras.
    • Cancela la suscripción a correos de marketing y desactiva las alertas push.
  8. Pregunta por tus “money scripts”.
    Los money scripts suelen ser creencias inconscientes formadas en respuesta a dolor financiero pasado y pueden impulsar el gasto excesivo, el acaparamiento o el permitir conductas dañinas (Fuente 11). Prueba:

    • ¿Qué creencia sobre el dinero está impulsando este impulso? (por ejemplo, “Nunca tengo cosas buenas”, “Si no gasto ahora, todo desaparecerá”).
    • ¿De dónde podría venir esa creencia?
    • ¿Es esta creencia totalmente cierta en mi situación actual?
  9. Revisa tus relaciones.
    La terapia financiera a menudo explora dinámicas relacionales: conflictos, secretismo o complacer a los demás en torno al dinero (Fuentes 8, 9, 10, 12):

    • Si llevo a cabo esta compra, ¿cómo podría afectar a mi pareja, familia o compañeros de casa?
    • ¿Me sentiría bien compartiendo esta decisión con ellos?
  10. Ofrece alternativas que no impliquen gastar.
    Varias fuentes enfatizan reemplazar el gasto emocional con estrategias de afrontamiento más saludables, como movimiento, mindfulness, hobbies o conexión con otras personas (Fuentes 5, 6, 7, 10, resumen de expertos):

    • Si el objetivo principal es cambiar cómo me siento, ¿qué podría hacer que no implique gastar dinero?

Puedes imprimir estos puntos como un checklist de una página, guardarlos en tu teléfono o copiarlos en un cuaderno que uses en el momento de decidir.


Paso 3: Convierte tu checklist en una matriz de decisión ponderada

Ahora vamos a traducir ese checklist en una matriz ponderada sencilla que puedas reutilizar para distintas decisiones de gasto.

1. Elige tus criterios y pesos (1–5)

A partir de tu calentamiento de valores y tu checklist, elige 4–6 criterios que más importan cuando decides si gastar o no. Ejemplos:

  • Alivio emocional ahora mismo
  • Alineación con tus objetivos a largo plazo
  • Ajuste al presupuesto mensual
  • Alineación con tus valores centrales (por ejemplo, salud, relaciones)
  • Cómo probablemente te sentirás mañana/próximo mes
  • Impacto en tus relaciones/hogar

Asigna a cada uno un peso de 1–5 según su importancia para ti (5 = muy importante, 1 = menos importante).

2. Crea una matriz en blanco

Aquí tienes una plantilla en blanco que puedes adaptar:

Criterio Peso (1–5) Opción A: Comprar ahora Opción B: Esperar 24 h Opción C: No comprar Opción D: Alternativa más barata/de bajo gasto
Alivio emocional ahora Puntaje 1–5 Puntaje 1–5 Puntaje 1–5 Puntaje 1–5
Ajuste al presupuesto mensual Puntaje 1–5 Puntaje 1–5 Puntaje 1–5 Puntaje 1–5
Alineación con objetivos a largo plazo Puntaje 1–5 Puntaje 1–5 Puntaje 1–5 Puntaje 1–5
Alineación con valores (tu valor principal) Puntaje 1–5 Puntaje 1–5 Puntaje 1–5 Puntaje 1–5
Cómo me sentiré mañana/próximo mes Puntaje 1–5 Puntaje 1–5 Puntaje 1–5 Puntaje 1–5
Impacto en relaciones/hogar Puntaje 1–5 Puntaje 1–5 Puntaje 1–5 Puntaje 1–5

Para cada opción:

  1. Asigna un puntaje de 1–5 en cada criterio (5 = encaja muy bien, 1 = encaja poco).
  2. Multiplica el puntaje por el peso.
  3. Suma los puntajes ponderados de cada opción para obtener un total.

Esto no te dice lo que “tienes que” hacer. Simplemente hace visibles los intercambios y compensaciones.

3. Pon a prueba la decisión

Una vez que hayas completado la matriz:

  • Identifica tus dos pesos principales (por ejemplo, “Ajuste al presupuesto mensual” y “Alivio emocional ahora”).
  • Intercambia sus pesos y vuelve a calcular los totales.

Si un pequeño cambio en los pesos cambia tu decisión, eso te indica que:

  • Esta elección es sensible a tus prioridades en este momento.
  • Es posible que estés negociando entre alivio a corto plazo y estabilidad a largo plazo.

Usa esa información para aclarar: “Para esta decisión, ¿qué estoy dispuesto a ceder? ¿Qué no estoy dispuesto a ceder?”


Paso 4: Usa el checklist en un momento real de gasto emocional o doom spending

Cuando notes un fuerte impulso de gastar —especialmente si se siente como alivio, escape o “el mundo igual se está quemando”— puedes recorrer una versión corta de este proceso.

  1. Haz una pausa y ponle nombre.

    • «Ahora mismo me siento ___ (ansioso, aburrido, solo, celebrando)».
      El gasto emocional y el doom spending suelen aparecer justo aquí, bajo emociones intensas (Fuentes 2, 4, 6). Ponerle nombre a la emoción ya es una ganancia.
  2. Revisa el plan y lo esencial.

    • «¿Tenía esto planificado?»
    • «¿Es esencial?»
    • «¿Cómo encaja esto en mi presupuesto?» (Fuentes 1, 2, 4)
  3. Aplica tu regla de tiempo.

    • Para compras pequeñas no esenciales: regla de la hora.
    • Para compras más grandes o muy cargadas de emoción: regla de las 24 horas o más (Fuentes 1, 2, 3, 5).
  4. Hazte las preguntas clave de tu checklist.

    • «¿Cómo me sentiré mañana/próximo mes si hago esto?» (Fuentes 1, 2)
    • «¿Cómo se alinea esto con mis objetivos y valores a largo plazo?» (Fuentes 1, 3, 5, 7)
    • «¿Está este impulso vinculado a una historia sobre el dinero como “Me merezco esto porque todo es difícil”?» (Fuente 11)
  5. Opcional: haz un boceto de la matriz.
    Mantenlo simple: quizá solo Opción A (comprar ahora), Opción B (esperar), Opción C (no comprar) y uno o dos criterios principales. No necesitas números perfectos; los puntajes aproximados igual pueden aclarar los pros y contras.

  6. Elige una alternativa que no implique gastar.
    Toma ideas de las estrategias de afrontamiento destacadas en las fuentes: movimiento, mindfulness, hobbies, conexión social o escribir en un diario sobre la emoción en sí (Fuentes 5, 6, 7, 10). Elige una para probar antes de volver a pensar en la compra.

Incluso si finalmente haces la compra, habrás practicado pausar, nombrar y elegir, habilidades clave tanto en la terapia financiera DIY como en el gasto consciente.


Paso 5: Reconoce cuándo el DIY no es suficiente

Las herramientas autodirigidas tienen límites. Varias fuentes señalan señales de alarma que sugieren que puede ser momento de buscar apoyo profesional, como una persona terapeuta financiera o un profesional de la salud mental:

  • Repites los mismos errores con el dinero a pesar de intentar cambiar (Fuente 12).
  • Notas creencias heredadas sobre el dinero (“el dinero siempre es inseguro”, “gastar demuestra que tengo éxito”) que ya no encajan, pero se sienten difíciles de cambiar (Fuentes 11, 12).
  • Estás lidiando con ansiedad intensa por el dinero, gasto compulsivo o parálisis ante las decisiones financieras (Fuentes 9, 10, 12).
  • Hay conflicto continuo en las relaciones por el dinero, secretismo o infidelidad financiera (Fuentes 9, 10, 12).
  • Tu historia con el dinero incluye trauma financiero significativo y tratar de trabajarlo en solitario se siente abrumador (Fuentes 9, 10, 12).

La terapia financiera se centra en el “por qué” detrás de los hábitos de dinero, no solo en el “qué” de los presupuestos (Fuentes 8, 9, 12). A menudo implica explorar experiencias pasadas, emociones, money scripts y relaciones de manera estructurada, utilizando técnicas que es mejor que manejen profesionales capacitados (Fuentes 8, 9, 10, 11). Si tu situación se parece a estos patrones, tu checklist y tu matriz pueden seguir siendo útiles, pero idealmente como herramientas que exploras junto con una persona profesional, no en lugar de ella.


Paso 6: Tu compromiso y plan para reducir riesgos

Si quieres probar la terapia financiera DIY con un checklist de emociones-antes-de-gastar, puedes terminar con un compromiso personal breve y un plan para reducir riesgos.

Podrías escribir algo como:

  • Mi compromiso:
    “Durante las próximas cuatro semanas usaré mi checklist de emociones-antes-de-gastar para cualquier compra no planificada por encima de [la cantidad que elijas]. Haré una pausa de al menos [1 hora/24 horas] antes de decidir y elegiré una opción de afrontamiento que no implique gastar cada vez que note un impulso intenso de comprar.”

  • Lo que estoy dispuesto/a a ceder:
    “Estoy dispuesto/a a renunciar a algo de alivio instantáneo y a algunos caprichos espontáneos, a cambio de más estabilidad, menos ansiedad por el dinero y un gasto que coincida con mis valores.”

  • A qué no estoy dispuesto/a a renunciar:
    “No estoy dispuesto/a a renunciar a mis necesidades básicas, a mi sensación de seguridad ni a mis objetivos clave para los próximos 1–3 años.”

  • Acciones para reducir riesgos el próximo mes (elige 2–4):

    • Revisa las últimas dos semanas de gastos con un enfoque en las emociones, anotando detonantes y patrones (Fuente 7).
    • Define un límite de gasto específico que active tu checklist y tu regla de tiempo (Fuentes 1, 2, 5).
    • Crea una cantidad pequeña y bien definida de “dinero para diversión” para disfrutar sin culpa, dentro de tu presupuesto (Fuente 5).
    • Añade una o dos formas de fricción: paga más a menudo en efectivo, elimina tarjetas guardadas y cancela la suscripción a marketing tentador (Fuentes 1, 3, 6).
    • Mantén un diario sencillo de gastos y emociones donde registres tu estado de ánimo y el contexto de cada compra (Fuentes 6, 7, resumen de expertos).

Una decisión tomada —aunque sea imperfecta— es más poderosa que una decisión perfecta eternamente pospuesta. Este checklist y esta matriz no tratan de no gastar nunca ni de borrar la emoción; se trata de darle a tus sentimientos un lugar claro y compasivo antes de gastar, para que tus decisiones con el dinero apoyen mejor tu salud mental, tus valores y la vida que estás construyendo.


Fuentes:

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