Cómo tener una vida amorosa que disfrutes con un presupuesto de ‘recesión romántica’

Author Jules

Jules

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Salir con alguien solía sentirse como un lujo. Últimamente, puede sentirse como una suscripción a la que nunca te apuntaste.

Entre el alquiler, la comida, el transporte y alguna que otra factura sorpresa, no es extraño que muchas personas estén retirándose silenciosamente del mundo de las citas. Encuestas en EE. UU., Canadá y Europa muestran un patrón claro: el aumento del costo de vida y la inflación están llevando a la gente a tener menos citas, gastar menos cuando salen o dejar de salir por completo. Muchas personas de la Generación Z ahora gastan poco o nada en citas cada mes, priorizando la estabilidad financiera por encima de las clásicas rutinas de “cena y copas”.1 2 3 4

Y aun así, la mayoría de la gente sigue queriendo conexión. La pregunta pasa a ser: ¿cómo tener una vida amorosa que realmente disfrutes y proteger tus finanzas en plena “recesión romántica”?

A continuación encontrarás algunas viñetas—momentos muy reconocibles de las citas modernas—acompañadas de conclusiones basadas en investigaciones recientes y consejos de expertos sobre romance económico, “infla-dating” y citas intencionales en una crisis del costo de vida.


Viñeta 1: La espiral de “No puedo pagar otra primera cita”

Imagina esto: te estás preparando para una primera cita. Ya estás haciendo números.

No solo la bebida o la comida, sino el transporte, el atuendo que sentiste la obligación de renovar, el tentempié de última hora porque no querías llegar con hambre. La cita ni siquiera ha empezado y ya te ha costado ancho de banda mental.

Encuestas en EE. UU. y Canadá muestran que muchas personas solteras sienten hoy esta presión. Una mayoría afirma que el aumento de los costos ha cambiado la forma en que salen, y que muchas ahora tienen menos citas o citas más baratas.5 Una encuesta en EE. UU. encontró que casi dos tercios de quienes salen activamente dicen que la inflación ha afectado su vida amorosa, y un grupo nada despreciable incluso se ha endeudado por las citas.1

En esta viñeta, la tensión no está en si la cita saldrá bien, sino en si tu billetera puede seguirle el ritmo a tu vida social. El resultado es un resentimiento silencioso: te gusta la idea de conocer gente nueva, pero odias que cada salida vaya erosionando tu sensación de seguridad.

Lección:
En lugar de improvisar, algunas personas han empezado a tratar las citas como cualquier otra categoría de su presupuesto. La investigación sugiere que asignar una partida específica para citas—y planificar en torno a ella—es más sostenible que fingir que no existe.1

En mi caso, eso ha significado algo muy poco romántico sobre el papel: poner “citas” junto a “comida” y “transporte” en mi propio resumen de dinero. A veces uso una categoría sencilla en una app o una nota para ver con qué frecuencia digo que sí por costumbre, y no por ganas reales. Cuando puedes ver con claridad cuánta energía y dinero se va en primeras citas, es más fácil decidir a cuáles realmente quieres ir.


Viñeta 2: “¿Una cita gratis va a parecer tacaña?”

Otra escena: estás hablando con alguien que te gusta. Prefieres una idea de bajo costo—tal vez un paseo, un picnic, una galería con entrada gratuita—pero una voz en tu cabeza dice: “¿Esto se verá miserable?”

Los datos dicen lo contrario. En una gran encuesta en EE. UU., alrededor de dos tercios de las personas que salen dijeron que no se sentirían ofendidas por una cita gratis.1 Otras investigaciones sobre el “infla-dating” (elegir citas conscientes del presupuesto debido a la inflación) muestran que muchas personas millennial y de la Generación Z están cambiando activamente hacia opciones más baratas como paseos con café, quedar en el parque o talleres sencillos en lugar de cenas lujosas.6

Expertos citados en múltiples fuentes sugieren que esto es más que un truco para ahorrar dinero: es un cambio cultural. La frugalidad y las actitudes alineadas hacia la deuda y el gasto están convirtiéndose en rasgos atractivos en una pareja.7 Cuando se pregunta a la gente qué importa a largo plazo, mencionan mucho más los valores, la compatibilidad emocional y las metas compartidas que los lugares elegantes.

En nuestra viñeta, imagina que propones un plan de bajo costo y añades una línea sencilla:

“Estoy cuidando un poco el dinero ahora mismo, ¿te parece si vamos a dar un paseo y tomamos un café en lugar de una noche grande por ahí?”

Si se echan para atrás, eso también es información. Si se sienten aliviados, acabas de marcar el tono para una conexión honesta.

Lección:
Las citas gratis o baratas no son algo por lo que debas disculparte; están convirtiéndose rápidamente en la norma. Encuestas y comentarios de expertos en EE. UU. y Europa resaltan de manera consistente que la gente está abierta a citas de bajo costo y que el tiempo compartido con sentido importa más que los escenarios caros.8 6 9 Dejar que eso cale hace más fácil proponer opciones que se ajusten a tu realidad.


Viñeta 3: El cambio lento y silencioso hacia el “infla-dating”

Imagina una pareja—o dos personas que ya han tenido unas cuantas citas—que solían recurrir siempre al mismo patrón: quedar en un bar, pedir varias rondas, tal vez cenar tarde. Es divertido, pero la cuenta se difumina entre el resto de sus costos crecientes.

Con el tiempo, empiezan a notar la presión. Están recortando en otras áreas, pero la noche de cita sigue siendo exactamente igual. Se cuela el resentimiento: una persona se preocupa por la factura; la otra teme que cambiar la rutina se vea como bajar el nivel de esfuerzo.

Psicólogos y expertos financieros han empezado a llamar “infla-dating” a una de las respuestas a esto: optar intencionalmente por citas de menor costo como respuesta a la inflación.6 Artículos en Psychology Today y Forbes describen cómo muchas personas dejan atrás las noches caras en restaurantes y las cambian por paseos, encuentros en parques para perros, ofertas de happy hour, talleres de pintura, caminatas, picnics, noches de juegos y eventos locales.6 9

En nuestra viñeta, el punto de inflexión es una conversación:

“Oye, me encanta verte, pero estoy notando el costo de nuestras salidas. ¿Podemos probar citas más económicas durante un tiempo?”

Cambian a paseos con café, cenas en casa, eventos comunitarios gratuitos y algún derroche ocasional. Notan algo: con menos distracciones, las conversaciones se profundizan. Hay menos presión para que la noche “justifique” el gasto.

Lección:
Las investigaciones sugieren que las citas discretas y de bajo costo pueden ser incluso mejores para evaluar la compatibilidad y construir intimidad emocional.9 Cuando el foco no está en una actuación—el atuendo, el sitio, la cuenta—es más fácil notar si disfrutas de la compañía de la otra persona en momentos ordinarios. El “infla-dating” no va de sacrificio; va de diseñar citas alrededor de la conexión en vez del espectáculo.


Viñeta 4: El romance de la “hoja de cálculo compartida”

Otro punto de tensión aparece cuando las personas pasan de citas casuales a algo más estable: ¿cómo manejan el dinero en conjunto cuando ambos sienten el apretón del costo de vida?

Investigaciones recientes señalan que el aumento de los costos de vivienda y de vida está empujando a más personas hacia la convivencia por motivos económicos y a un gasto conjunto más cuidadoso.4 Otras encuestas muestran que quienes están solteros se preocupan mucho por la forma en que su pareja maneja la deuda, el gasto y las metas a largo plazo, y que una gran mayoría dice que esas actitudes importan en una relación.7

Imagina una pareja que decide adelantarse. En lugar de ir a la deriva hacia conflictos de dinero, se sientan y trazan categorías compartidas: alquiler, comida, citas, viajes, metas futuras. Pueden usar una nota compartida, una hoja de cálculo o una vista conjunta en una herramienta de presupuesto para ver la foto completa. Acuerdan un rango mensual aproximado para “diversión juntos”, incluidas las citas.

Al principio, se siente clínico. Luego se vuelve liberador. Dejan de adivinar a quién le toca pagar y empiezan a tratar las conversaciones sobre dinero como parte de la intimidad, no como un tema solo para emergencias.

Lección:
Los expertos destacan repetidamente que las conversaciones tempranas y honestas sobre dinero pueden fortalecer las relaciones e incluso mejorar la satisfacción.9 Ponerse de acuerdo sobre el gasto, la deuda y las prioridades es una forma de cuidado, especialmente en una recesión romántica. Ya sea que uses una app, un cuaderno o una hoja de cálculo, ver los números juntos puede bajar la temperatura de las decisiones relacionadas con las citas.


Viñeta 5: La soledad frente a tu yo de largo plazo

Uno de los riesgos de toda esta recesión romántica es la soledad silenciosa. Algunas investigaciones advierten que, a medida que la gente tiene menos citas o retrasa hitos debido a los altos costos, la soledad puede aumentar.4 Es comprensible: cuando salir con alguien se siente caro y estresante, replegarse en rutinas en solitario o en interacciones solo en línea puede parecer la opción más segura.

En esta viñeta, podrías encontrarte diciendo “no” a cada invitación, en parte para ahorrar dinero, en parte para evitar la incomodidad de explicar tu situación. Tu cuenta bancaria está más tranquila, pero tu vida social se encoge.

En los informes, aparece una advertencia suave: usar el romance como vía de escape del estrés financiero rara vez funciona. Los expertos desaconsejan buscar relaciones principalmente por alivio económico y recomiendan centrarse en tus propias metas financieras y en tu salud mental.7 Pero eso no significa que tengas que elegir entre conexión y estabilidad. La oportunidad está en hacer pequeños síes sostenibles que respeten ambas cosas.

Para algunas personas, esto se ve así:

  • Elegir citas gratis o casi gratis que sigan sintiéndose intencionales (un picnic, un evento en la biblioteca, un concierto gratuito).[^^fidelity] 10
  • Ser sincero respecto a que estás cuidando tu presupuesto y proponer opciones que encajen.
  • Espaciar las citas para tener margen emocional y financiero para disfrutarlas.

Lección:
Un presupuesto ajustado no significa que tengas que renunciar al romance. Sí implica ser selectivo con aquello a lo que dices que sí y creativo con la manera en que te presentas. La investigación respalda una y otra vez un enfoque de “placeres sencillos”: paseos, comidas caseras, noches de juegos, eventos comunitarios, como opciones financieramente sostenibles y emocionalmente ricas.4 11 10


Conclusiones prácticas: diseñar una vida amorosa que realmente te guste

A partir de estas viñetas y de las investigaciones recientes sobre citas en un contexto de inflación y aumento del costo de vida, aquí tienes algunas ideas adaptables:

  1. Dale a las citas su propia partida en el presupuesto.
    Los estudios muestran que muchas personas ya están gastando menos por cita o saliendo menos debido al costo.1 Trata las citas como cualquier otra categoría: decide cuánto espacio ocupan en tu vida financiera, en lugar de dejar que se cuelen por los márgenes.

  2. Normaliza las citas baratas y gratuitas.
    La mayoría de las personas que salen dicen que no se sentirían ofendidas por una cita gratis, y muchas personas de la Generación Z ahora gastan nada o muy poco en citas cada mes.1 2 3 Centra tus planes en paseos, picnics, noches de juegos, eventos gratuitos y creatividad en casa. Las listas de recursos de relaciones y finanzas están llenas de ideas: teatro comunitario, voluntariado, caminatas, eventos en bibliotecas, karaoke en casa, retos de cocina y más.11 10

  3. Usa el “infla-dating” como lenguaje compartido.
    Ponerle nombre a lo que pasa—“ahora mismo estoy en modo infla-dating”—puede quitarle la incomodidad a proponer un plan más barato.6 Sitúa tus decisiones dentro de una tendencia más amplia, no como un fallo personal.

  4. Habla de dinero antes, con suavidad.
    Los expertos insisten en que las actitudes alineadas hacia el gasto y la deuda son cruciales, y en que las conversaciones honestas sobre dinero pueden proteger las relaciones del desgaste.7 9 No tienes que compartir todos los detalles en la segunda cita, pero sí puedes hablar de lo que valoras: “Estoy priorizando el ahorro”, “Prefiero las citas sencillas” o “Intento no endeudarme por planes sociales”.

  5. Mide tu vida amorosa en sensaciones, no en recibos.
    En todas las fuentes, un tema es claro: las mejores citas tienen que ver con experiencias compartidas con significado, no con cuánto se gastó.8 11 10 Haz un pequeño chequeo contigo después de una cita: ¿Te sentiste visto? ¿Curioso? ¿Tranquilo? Esas respuestas importan más que si el sitio se veía impresionante.

En una recesión romántica, el gesto más radical puede ser este: negarte a tratar el estrés por dinero como algo que debas esconder de las personas con las que sales. Cuando llevas tu realidad completa—presupuesto, límites y todo—te das la oportunidad de construir el tipo de conexión que realmente puede durar, independientemente de lo que esté pasando con los precios.


Fuentes:

Footnotes

  1. LendingTree, “65% of Single Daters Say Inflation Has Impacted Dating Life.” 2 3 4 5 6

  2. Reuters, “Some Gen Z adults spend no money on dating as costs rise, BofA survey shows.” 2

  3. MarketWatch, “Half of Gen Z spends $0 a month on dating thanks to a ‘romance recession’.” 2

  4. Phys.org, “How rising living costs are changing the way we date, live and love.” 2 3 4

  5. BMO, “Rising Cost of Living is Affecting Dating.”

  6. Psychology Today, “If Dates Are Starting to Cost You, Try ‘Infla-Dating’.” 2 3 4 5

  7. TIME, coverage of Match’s “Singles in America” report. 2 3 4

  8. Euronews, “The Price of Love: Why Finding a Partner Is Such a Costly Affair.” 2

  9. Forbes, “Why ‘Infla-Dating’ May Be the Answer to Finding Love on a Budget.” 2 3 4 5

  10. Paired, “100 Free Date Ideas for Couples on a Budget.” 2 3 4

  11. Fidelity, “29 Cheap or Free Date Ideas.” 2 3

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